ROMITORIO

En una colina de las cercanías de Farnetella (el eremo de la Bandida, por todos conocido como el Romitorio) vivía un hombre misterioso. La colina antiguamente  pertenecía al Ayuntamiento de Farnetella y posteriormente a los antiguos señores del castillo.Esta  se encuentra a un kilómetro de Farnetella y para llegar hasta ella hay que atraversar un sendero y pasar por viñedos, olivares, piantas y arbustos. El camino continúa con una gran subida y llegados a la colina del Romitorio, ésta se divide en dos senderos de bosque, uno que nos lleva hasta la cima del Romitorio y otro que continúa por los bosques, llamados bosques de la bandida. La colina se encuentra en el interior de un bosque frondoso con altas encinas, y era habitado por selvajes y feroces animales, como jabalíes y lobos, éstos muy numerosos en la época medieval en los campos toscanos.  En el año 1400 aproximadamente aquí habitaba un hombre que llevaba una vida de silencio y oración en total soledad. Iba  vestido con un saco y su nombre era Alessio. Alessio se refugió en el bosque y construyó una capilla y una cabaña donde habitó hasta el día de su muerte. De la narración de la Monografía histórico- Estatuaria de Adolfo Derrari se desprende que este hombre pertenecía a una ilustre y riquísima familia, lo qual explica los gastos acarreados para la construcción de la capilla. Alessio (al parecer pertenecía a la Comunidad de los Frailes Servidores de Scrofiano) había decidido vivir en retiro y en mística relación con Dios, porque en pasado lo habían  ofendido. Hacía penitencia, decía que tenía que descontar  decado gravísimos y pedía la misericordia de Dios y su perdón.En su capilla todas  las mañanas celebraba la Misa para unos pocos pastores y a menudo el Pievano de Farnetella le invitaba para celebrar la Misa. A veces dejaba su tugurio para  asistir a  personas con necesidad e infelices, en el Hospital de Scrofiano. Pasado algún tiempo unos pastores encontraron los restos de Alessio: un cuenco de madera en el que introducía el agua recogida de la fuente, y un objeto con punta de hierro que le servía para castigar  su cuerpo y hacer penitencia. En el lugar donde se hallaba la capilla ,  la familia Ferrari mando realizar  una pequeña construcción con una inscripción que decía:

“Aquí habitó un buen “romito” en su beata soledad llevando una vida desconocida y tranquila, afortunado èl!

AD.FERRARI reconstruyó

1 Octubre 1883”

Hoy en día se encuentran todavía restos de la construcción en pésimo estado. La colina del Romito es una de las etapas  de cada año de la llamada Visita de las Siete Iglesias de la Procesión del Viernes Santo.